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Una tradición en San Pedro, Cerro Azul

Por: Carolina Duarte


Tantos recuerdos guardados me hacen suspirar y obligada estoy en compartirlos. Fijo en mi mente esa primera Navidad que pasamos en los predios de nuestra cabaña aquí en San Pedro, Cerro Azul, después de decidir dejar la ciudad por el campo.



No fue fácil adaptarme a este nuevo hábitat, no estaba acostumbrada a vivir rodeada de vegetación ni a escuchar cada amanecer el canto de los gallos ni el trinar de los pájaros.


Aquel día, víspera de Navidad, mi esposo Nicolás se vistió de Santa Claus y caminó desde la entrada de la vecindad tocando una campanilla y cargando una bolsa repleta de regalos para entregar a los niños que habitaban este hermoso lugar diciendo con voz fuerte HoHoHo. Esta hermosa tradición no la hemos perdido, recientemente organizamos la fiestecita navideña, esta vez fue mi hermano Rubén el que lució el traje rojo y barba blanca de ese personaje tan querido por los niños. Me sentí tan feliz al ver a mi nieta María Alejandra compartiendo muy entusiasmada con los niños, de igual manera que lo hizo su amada madre en un momento de su niñez departiendo con los padres de algunos de ellos hace mucho tiempo.


El recuerdo de esta linda convivencia donde no faltaron los juegos, villancicos, alegrías y regalos perdurará por siempre en mi memoria, la cual conservo en mi cofre de grandes tesoros.

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