Por: Cristina Oses
Como dice la canción de Rocío Jurado… Hoy quiero confesar…que amo al pachonchito de barba blanca… si ese mismo que acusan de usurpador de la Navidad, personaje del capitalismo, ídolo de los niños, promotor de las compras compulsivas, figura inventada por los comercios. A pesar de esto, no puedo negar que ese sujeto y yo tenemos una atracción mutua. Y cuando digo mutua, es literal.
Soy cristiana católica. Para aclarar, y no haya dudas (seguidora de Jesús con todo lo que implica), sé que el centro de la celebración de la Navidad es el nacimiento de Jesús. Cada año voy desechando banalidades para que ese niño nacido en un pesebre encuentre mi corazón con más espacio para él.
Después de aclarado esto, regresamos a mi pachonchito. Yo me he encargado de buscar una relación armoniosa entre él y el niño Jesús. Principalmente, desde que mi hija era niña. Recuerdo decirle que Santa trabajaba para el niño Jesús, entregándoles los regalos a los niños. Eso sí, la carta de sus deseos debía escribirla al niño Dios.
También le contamos la historia de Nicolás de Bari un santo que obsequiaba juguetes a los niños y que la Iglesia Católica celebra su día el seis de diciembre.
Con toda esta historia mantuvimos a Santa Claus aun participando en nuestras celebraciones navideñas.
Mi hija se ríe de mí, porque cuando en los almacenes colocan los artículos navideños quedo enamorada de algún Santa: vela, bola de cristal, resortes, luces y agréguele usted a su imaginación todo lo que se le ocurra.
Y para vergüenza de mi hija, cada vez que veo un Santa Claus de carne y hueso, quedo igual que los niños, saludándolo, y en ocasiones me detengo a admirarlo, hasta que mi hija me regresa a mi realidad. ¡Mamá, vámonos!
Si no fuera poco, cada año recibo algún Santa Claus, como envoltorio o como adorno. Me comprendes porque nuestra atracción es mutua.
Mi hija creció y Santa Claus se quedó conmigo, aunque no compro Santas, el pachonchito se las ingenia para llegar a casa.
Foto: El Santa que llegó este año, regalo de cumpleaños de un amigo.
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