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Joven o Señora


"Yo no me siento vieja o señorita, simplemente soy una mujer madura que dejo de ser princesa para para convertirse en reina" Anónimo

Creo que todas las mujeres pasamos por el momento que dejan de llamarnos joven para decirnos señora.

Algunas damas, no se percatan, pero algunas amigas en común y yo, fuimos más sensible a este cambio. Aunque el termino está asociada a si es una dama soltera o casada, nosotras lo tomamos con la connotación si nos ven jóvenes o viejas. Así de cruel somos.

El hecho de que una persona solo por lo que ve a simple vista te categoricen de joven o señora, es incluso ofensivo para algunas mujeres. Por ejemplo, si es joven y le dicen señora o si es señora y le dicen joven. En mi caso he pasado por los dos tratamientos. Pero con los años, ya eso no tiene mayor impacto en mí, a veces cuando me dicen joven, no se si es por cortesía, quieren algo de mí, un sarcasmo o tomando a la buena, estoy tan bien cuidadita y arregladita que aún no cruce la línea de “señora”.

Tengo una amiga que esa transición la tomo muy en serio esto, siempre me contaba cada vez que alguien le decían señora. Son muchas de las anécdotas que comparto con esta amiga. Esto para ella era una señal, debía cambiar el corte o color de su cabello, comprar ropa nueva, ir más días al gym o iniciar una estricta dieta.

Me es muy cómico cuando en mi medio siglo de edad, me dicen joven, e incluso me dicen que tengo menos años de edad. Aunque es un halago, me siento muy orgullosa de la edad que tengo.

Regularmente escucho a algunas amigas, en su mayoría mucho menores que yo, que están enfocadas en bajar de peso, cambiar su look , peinados y forma de vestir. Aunque sus iniciativas me contagian, sé que no puedo ir al mismo ritmo que ellas. Mantengo mi plan: voy al gym, con entrenamientos moderados; me esmero por comer balanceado y poco, pero disfruto de una rica comida si se me antoja, cuido de mi salud mental dedicándome a disfrutar de mis pasatiempos, tomo suplementos alimenticios para ayudar a mi cuerpo y mi mente; me gusta vestirme a la moda, buscando la comodidad, acorde con mi figura. Y sobre todo estoy enfocada en mi crecimiento espiritual, caminando hacia la santidad.

Para aceptar los cambios en mi cuerpo y mente, me he documentado, ya he leído varios libros sobre el tema y consultas con especialista.

A veces es muy fácil criticar sin saber lo que sucede biológica y químicamente en nuestro cuerpo. Por ejemplo, lucho constantemente con un metabolismo más lento, que me hace esforzarme mucho más que antes y cuidar mi alimentación. He tenido que aprender a escuchar mi cuerpo, saber ponerme límites. A diferencia de otras mujeres de mi edad, yo empecé el proceso de menopausia varios años antes, y tomé la decisión de no tomar suplementos hormonales, preferí conocer los cambios a los que me iba a enfrentar y como manejarlo.

Doy gracias a Dios cada día, y sobre todo el gran compromiso que tengo de cuidar la vida que el me regalo. Mi cuerpo, mente y mi alma.

Les tengo una buena noticia, me dicen que cuando lleguemos a cielo, nuestra apariencia será como de treinta años, bueno los que han fallecido mucho más mayores.

Mientras tanto seguiré disfrutando, cuando me dicen joven o señora.

Lo importante es lo que llevamos dentro y se refleje en lo exterior.

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